Modelo burocrático de la educación

Por otra parte nos encontramos con el Modelo Contextual – Interaccional, que se basa principalmente en las interacciones y relaciones entre sus miembros, colaborando entre sí, lo que hace que el ambiente de trabajo sea más cálido debido a que se trabaja conjuntamente entre todos, a diferencia del modelo weberiano, basado más en la normativa y en la estructuración que en estas relaciones.

Obviamente ambos modelos tienen sus propias ventajas y desventajas. En el modelo weberiano (aunque a mi entender sea el menos indicado para la organización de un centro), cuenta con ciertas ventajas a la hora de organizar el trabajo, de las cuales haré alusión a  algunas más importantes, como pueden ser las siguientes (a partir de: Molina Medina, 2009):

Racionalidad. Entendida como el pensamiento lógico a la hora de actuar en el ámbito laboral. Se trata de un fundamento útil a la hora de tratar aquellos ámbitos de la educación que requieran cierta coherencia a la hora de ser tratados, sobre todo en temas burocráticos que no entienden de relaciones personales.

Precisión en el trabajo. Otra herramienta útil si se requiere cierta rigurosidad a la hora de realizar ciertas tareas. La precisión es una habilidad necesaria en varios aspectos en el ámbito educativo. Un ejemplo claro sería, a la hora de establecer un horario coherente entre el personal docente donde concuerden todas las horas de clase junto a las horas de guardia, sin que nadie llegue a “pisar” los horarios de otro.

Rapidez en las decisiones. Al trabajar en conjunto en una cierta organización se requiere cierta diligencia en el trabajo en diversas ocasiones, por ejemplo, a la hora de decidir qué hacer ante una determinada emergencia, cómo proceder si sucede un accidente en el contexto escolar o cualquier otro improvisto a los que está expuesta una escuela.